sábado, 18 de abril de 2009

Hoy estoy especialmente romanticona.
Llevo una semana muy rara. Más que rara, diferente. Yo soy una persona muy negativa. Siempre veo el vaso medio vacío. Pero esta semana, es que lo veo super lleno. No me preguntéis porqué porque ni yo misma lo sé. O quizás si. Pero me da miedo reconocerlo. Será que ese aspecto estoy muy gafada. Me explico. Alguna que otra vez he tenido “algo” en secreto. Escondido. Sólo yo sabía que existía. Pero hay un momento de eso que pasa en mi vida que te hace estar super feliz. Una palabra. Un mensaje en el móvil. Castillos en el aire. Cuando me pasa esto, necesito contarlo, gritarlo. Pero una vez contado, todo se desmorona, se esfuma. La felicidad y ese “algo” desaparece o cambia.
Tengo miedo de que se gafe y de que lo “lean”.
Quizás sólo yo sienta lo que siento, que es lo más probable, que sólo esté en mi cabeza, que sólo sea una ilusión. Como un oasis en pleno desierto, algo que ves pero que en realidad no existe.
Pero ese “algo” me hace no pensar en otras cosas. Me hace sentirme feliz, deseada, viva.

Me encanta levantarme por las mañanas y ver que en mi móvil hay un “buenos días”.
Esas dos palabras ya hacen que me sienta bien durante todo el día. ¿Seré tonta? Pero es que con tan poco se me puede hacer feliz o que me salga una sonrisilla.
Tengo miedo de que todo sea un juego, una diversión, como me ha pasado en otras ocasiones. Que me usen y me tiren a la papelera.
Os estoy soltando un rollo que quizás no os enteréis de nada. Pero es que no se explicarlo de otra forma sin decir las cosas como son.

Bueno, pues deciros que esto lo escribí el viernes por la tarde, mientras esperaba que abrieran la papelería. Hoy, sábado, las cosas son muy diferentes. Otra decepción. Una palabra sin cumplir. ¿por qué sigo pensando que esta vez será diferente? Mis ánimos no tienen nada que ver de los del principio de este post. Pensaréis que para qué os he soltado todo esto, si ya ha cambiado. Pero quería mostraros cómo pueden cambiar las cosas de un momento a otro, casi sin darnos cuenta. Sinceramente, sabía perfectamente que lo que quería que pasara no iba a pasar. Pero muy en el fondo de mi, tenia la esperanza de que me equivocara. De que mis presentimientos se equivocaran por una vez. Malditos presentimientos! ¿por qué no podré vivir el momento sin pensar en que todo va a salir mal?
Bueno, ya me he desahogado un poquito, y presiento (jejeje) que os seguiré dando la lata con este tema. Ya me da igual quien lo lea, no me da miedo a que se estropee, porque ya se estropeó.

1 comentario:

Nuku-Nuku dijo...

MI niña... como conozco esos subidones, que te hacen sentir especial, feliz, llena... y tambien como conozco los desplomes... :( me siento un tanto chof después de leerte, porque te entiendo a la perfección. Te digo que no decaigas, y que sigas soñando y llena de ilusión, estoy MÁS que segura, de que nuestro hombretón que nos quite el sentido, aun esta por llegar, chiqui (lo que pasa que se hace de rogar :S).
Un besote!